Tenemos una mentalidad democrática, pero el Reino de Dios no es democrático, se rige bajo autoridad. Cuando te encuentras con Dios, te encuentras con autoridad.

Romanos 13:1

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.

Toda autoridad legítima proviene de Dios, toda autoridad ha sido puesta por Dios. La mayoría de la gente no entiende lo que es el pecado, piensan en robo, adulterio, abuso de drogas, etc. pero hay uno que se infiltra en el corazón: la rebelión.

1 Juan 3:4

Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 

Infringir significa no someterse a la autoridad de Dios. Tú puedes obedecer pero no estar sujeto. La obediencia se refiere a una acción, la sumisión a una actitud. La Biblia enseña sumisión incondicional, pero no obediencia incondicional. Tú no deberás obedecer a una autoridad cuando te pide que peques, que hagas algo contrario a lo que está escrito.

Las situaciones a veces pasan para que tú sepas lo que hay en tu corazón, si hay rebeldía. Puedes tener mucho de Dios, tener dones espirituales, pero no permitas que eso que Dios te ha dado te eleve a ponerte encima de la autoridad que Dios ha puesto por encima de ti.

Sumisión tiene que ver con un corazón quebrantado, un corazón que entiende y está dispuesto ante la autoridad puesta por Dios. El Señor busca un corazón sumiso, contrito y humillado.