Si tenemos amor, gozo y paz en nuestras vidas podremos desarrollar paciencia, benignidad y bondad.

Paciencia: capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.

Efesios 4:2-3

con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, ³ solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz

¿Cómo reaccionas ante situaciones que se salen de tu control? ¿Tus respuestas son tranquilas y apropiadas? ¿Podrías esperar semanas, meses o años para ver un resultado?

Reto: ¿Por cuánto tiempo estarías dispuesto a orar por alguien?

Benignidad: una persona amable se muestra cercana, afectuosa y se involucra en el bienestar ajeno.

Lucas 10:25-37

Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?  Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.  Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

¿Cómo respondes cuando ves a alguien con una necesidad? ¿Has visto la necesidad de alguien sintiendo compasión, pero has seguido tu camino sin ayudarlo?

Reto: ¿A quién te propones ayudar?

Bondad: es hacer lo bueno de corazón para complacer a Dios sin esperar medallas ni recompensas. Bondad no solo es lo que decimos sino lo que hacemos.

Santiago 1:22

Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Somos seres imperfectos, con una naturaleza de pecado y maldad. Sin embargo al caminar de la mano con Cristo esa naturaleza de pecado deja de tener control sobre nuestras vidas y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. (Romanos 8:5).

Tal vez tus actitudes han dañado tus relaciones en casa, con tu pareja y con tus hijos. ¡Es tiempo de reconocer delante de Dios que hemos fallado porque solo así tu hogar y tus relaciones serán restauradas!