¿Estás listo para lo que Dios tiene para ti? Pueden venir situaciones difíciles, puedes ser confrontado, pero Dios está contigo siempre y tenemos promesas seguras así que ¡no desistas en tu fe!

Hebreos 11:1

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

La fe no ignora la realidad, pero tiene el poder de transformarla. Es la gracia mediante la cual Dios capacita al hombre para creer en Él y confiar plenamente en sus promesas. No quites el dedo del renglón cuando estás orando por algo, porque si lo haces dejas de ser constante y te puedes desanimar.

La fe tiene que ver con la esperanza. Mira a las cosas que se quieren en un futuro. La fe genuina se basa en lo que Dios ha asegurado que sucederá, no en lo que deseamos que suceda. Constancia entonces, es la seguridad que se tiene de lo que Dios ha prometido.

La fe te lleva a ver lo que esperas como una realidad objetiva por lo que vives con seguridad y confianza, y tratas las promesas como realidades. También debes dejar tu pasado para que no te detenga.

Que nuestra fe sea viva, una fe que confía en Dios; y prepárate para lo que Dios hará, porque será grande. Deja que tu fe crezca, no te desanimes. Aquella persona que pueda mantenerse en esta fe tendrá sobre sí un mayor peso de la gloria de Dios, la madurez y el carácter cristiano. La constancia en la fe produce paciencia y esto nos lleva a la madurez en Cristo Jesús.

Salmo 37:5

Encomienda a Jehová tu camino,

Y confía en él; y él hará.

Pon en las manos del Señor tu camino y Él hará. No importa qué, no importa cómo. Él hará. Prioriza a Dios y sus valores. Entrega tus planes a Dios y confía en Él, ¡no quites el dedo del renglón!