Una lluvia grande viene, lluvia de bendición sobre nuestra tierra y sobre nuestro corazón. Porque Dios siempre está con nosotros y nos quiere bendecir.

Lucas 24:1

El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. 

 

Al morir, Jesús pasó un proceso doloroso aquí en la tierra. No olvides lo que Dios ha hecho en tu vida, no importa si estás en un proceso, no desmayes porque una lluvia grande viene. A veces se tiene que pasar por esos momentos oscuros, pero todos ellos vas a salir.

La cruz es el símbolo del cristianismo. Simboliza el encuentro del amor de Dios con la humanidad, es ahí donde nos perdonó. Es ahí donde se llevaron nuestros pecados. Ahí es donde Jesús nos hizo libres.

El amor de Dios es inigualable e infinito, es real y para todo el mundo. Jesús murió con los brazos abiertos, como si quisiera abrazarte, mostrándote así que su amor es infinito.

No albergues ira, resentimiento o amargura. Tienes el amor de Dios al alcance, pues Jesús murió por ti. Y este amor te capacita para amar a tu familia, a este mundo, a tu prójimo. Vuelve al amor real de Dios.