Become A Donor

Become A Donor
Lorem Ipsum is simply dummy text of the printing and typesetting industry.

Contact Info

684 West College St. Sun City, United States America, 064781.

(+55) 654 - 545 - 1235

info@zegen.com

Latest Posts

Un cristiano no solo es quien cree en Jesús, sino quien vive a Cristo en sus relaciones interpersonales, en su servicio a Dios y los demás, en su lucha y su sacrificio. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo escribe de un hombre como un ejemplo real de la vida cristiana: Epafrodito.

Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades; porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. Así que le envío con mayor solicitud, para que, al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él.
Filipenses 2:25-29
RVR60

Hay seis cualidades de este personaje que podemos aprender para nuestra vida cristiana:

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es
Juan 3:5-6
RVR60

1. Un cristiano es un hermano. Nos enseña que hay un vínculo especial entre los creyentes. La palabra hermano se refiere a uno que ha nacido del mismo vientre, esto implica una identidad común. Tenemos la misma identidad en Cristo. Como cristianos nacemos del Espíritu y compartimos una misma vida en Cristo. Todos somos iguales en valor y dignidad, y se espera entre hermanos una relación íntima y real que implique simpatía y empatía, gozarse y sufrir por el otro.

“Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.”
1 Corintios 3:9
RVR60

2. Un cristiano es un colaborador. Somos llamados a trabajar juntos. Pablo usa esta palabra frecuentemente y siempre el contexto es de tarea compartida en las cosas de Dios. Ningún cristiano está llamado a ser espectador, todos somos llamados a colaborar, y ésta es además una oportunidad para la comunión real ya que cuando trabajamos juntos nos conocemos, nos afinamos y crecemos.

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Efesios 6:12
RVR60

3. El cristiano es un compañero de milicia, es un soldado en esta batalla de la fe. Tenemos que ser firmes y valientes. La vida cristiana no es una zona de confort sino un campo de batalla. En esta batalla no peleamos solos y sabemos que termina con la victoria a nuestro favor. Debemos salir de nuestra zona de confort y ser una verdadera milicia

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. “
Romanos 12:1
RVR60

4. El cristiano es un ministrador de necesidades. El verdadero liderazgo es servicio. Epafrodito no solo llevó lo que le encomendaron, sino que se quedó a servir a Pablo, incluso en riesgo de su propia vida.

Ministrador aquí implica un servicio sacerdotal, un acto sagrado delante de Dios.

Servir a los demás es servir a Dios. ¿Cómo tratas a las personas? Haz que tu servicio sea un acto sagrado. El cristiano no vive para sí mismo, sino que su vida es una ofrenda útil en las manos del Señor.

“sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;”
Filipenses 2:7
RVR60

5. Un cristiano se entrega hasta el límite. Así que más que servir, se entregó hasta el límite. Arriesgó su vida, no fue algo a medias, fue un “hasta donde sea necesario”. Epafrodito no hizo lo mínimo, se vació y se dio como Cristo lo hizo.

Su entrega no fue reconocida por los hombres, pero aun ahora estamos aprendiendo de él. Si tu servicio es un acto de reverencia y entrega, Dios te va a recompensar.

“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.;”
1 Tesalonicenses 5:12-22
RVR60

6. Un cristiano merece ser recibido con honra. Reconocimiento, pero sin vanagloria. Pablo no enaltece a Epafrodito por ego, sino para demostrar que la humildad, el servicio y la entrega deben ser estimados.

El reconocimiento no exalta al hombre, sino que motiva a la iglesia a seguir adelante. Dios quiere lo mejor para ti, no es un llamado imposible, es un llamado para vivir con valentía y compasión.

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.”
1 Corintios 11:1
RVR60

Epafrodito no buscó reconocimiento, pero fue reconocido por su fidelidad. No buscó aplausos, pero su vida dejó una huella que sigue inspirando. Ser cristiano no es simplemente creer, es vivir una fe activa, encarnada en el servicio, la empatía, la lucha espiritual y la entrega sin reservas.

Hoy más que nunca, la Iglesia necesita hombres y mujeres que no vivan para sí, sino que vivan para servir, como lo hizo Cristo, como lo hizo Epafrodito. Que cuando termine nuestra carrera, puedan decir de nosotros lo mismo: “No vivió para sí… vivió para servir.”

Tal vez no todos vamos a predicar a multitudes, pero todo sí podemos ser como Epafrodito: fieles hasta el final.

No vivió para sí... vivió para servir
Comparte nuestra conferencia:

Más conferencias