En días pasados, en todo el mundo, se rememoró la muerte y resurrección de Jesucristo. Pero es importante saber y recordar siempre que todo lo que padeció Jesús fue por amor. Un amor que no podemos alcanzar a entender, pero que sí está disponible para todo el que cree. ¿Puedes creer?

Jesús fue molido para que nosotros fuéramos restaurados, sanados del alma y del cuerpo. Mientras su piel se rompía, nuestras cadenas se rompían. Cada azote en su cuerpo era un susurro del cielo diciendo “eres sano, eres libre, eres amado”. Escucha ese susurro del cielo hablándote. Si hoy no te sientes amado, recuerda que Jesús vino a morir por ti para que pudiéramos ser salvos, libres y nos sintiéramos amados.
Con la corona de espinas fue humillado para coronarte a ti de misericordia. La corona de Jesús no solo causó dolor, sino un sangrado constante y abundante, un sufrimiento que no podríamos entender.

Los espinos representan el fruto del pecado. Jesús tomó la maldición sobre su cabeza para darte una nueva identidad como hijo. Eres especial, no eres como los demás, eres especial y tu identidad debe estar en Cristo Jesús. Así como eres, Él te amó. Y te falta entrar a ese proceso para que salgas como un diamante.
Dios nos va a coronar este año de favores. En este 2025 veremos una gloria mayor para nuestras vidas, nuestra familia y trabajo, porque nos va a coronar de favores

El amor de Dios siempre te va a sostener, aun cuando sientas que no puedes más. El peso de la cruz no solo fue madera, era nuestro pecado también. Cargar la cruz fue el suplicio de Jesús para que tú fueras libre.

Cada paso con la cruz fue un acto de sustitución, Él cargó con lo que nosotros no podíamos llevar: la culpa, la vergüenza, las enfermedades. Tú sabes que no puedes más seguir cargando con eso. Hoy puedes ser libre de todo eso si se lo entregas a Jesús.
Jesús no se rindió por amor a ti. No te rindas tampoco, por más larga que sea la noche llegará el amanecer. No te rindas. Deja de cargar tus problemas y entrégaselos.

Cada golpe del martillo contra los clavos anulaba las actas que había en nuestra contra: nuestros errores, nuestras enfermedades, nuestro pecado, fueron clavados con Él. ¿Por qué lo sigues cargando? Y aunque Jesús fue clavado, no fueron esos clavos los que lo mantuvieron en la cruz, fue por amor. Y por ese amor hoy te llama a ser libre.

Consumado es. No desistas, sigue luchando por amor. No desistas. Aun cuando a Jesús le costaba respirar, siguió amándote y no se rindió hasta que todo estuvo pagado. No te rindas. Cada aliento era una declaración de amor eterno por ti.
Su corazón fue traspasado por una lanza, de su interior salió sangre y agua indicando un corazón literalmente roto. Su corazón fue roto para que el tuyo fuera restaurado. La sangre representa redención y el agua purificación. Un corazón roto por amor. Una invitación abierta.
Jesús no murió para darte una religión, te estaba dando una prueba eterna de amor. Para destruir la muerte y regalarnos vida. Deja que en este sacrificio todo lo muerto en ti vuelva a cobrar vida.

¿Crees esto? Su sacrificio no se detuvo ante cualquier umbral de dolor, porque su único fin fue darte vida verdadera.
La peor muerte no es la muerte física, la muerte que más debe entristecernos debe ser la muerte de la esperanza, de la voluntad, del deseo de superarse, la muerte de una vida entregada al pecado. Pero Jesús puede sacarte de esa tumba estrecha y darte la oportunidad de una vida nueva.
Quien cree en Jesús no morirá. Fuimos engendrados desde su sacrificio. Cuán grande amor.
Estas enseñanzas de Jesús fueron enseñanzas de vida que uno debe abrazar, atesorar y aplicar a la vida diaria. Todo lo que hizo fue por amor, ¿crees esto?