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Dios está contigo

"Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento."
Salmos 23:4
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Hay días en los que el corazón se siente pesado, como si cada paso costara el doble. El desánimo llega sigilosamente, haciendo que todo parezca gris, y lo que antes era claro se torna incierto. En esos momentos, es fácil pensar que estamos solos, que nadie comprende realmente lo que sentimos.

Pero Dios sí entiende. Él ve cada lágrima, escucha cada pensamiento y conoce profundamente lo que pesa en tu corazón. El Salmo 23 nos recuerda que incluso en los valles más oscuros, Dios no solo nos observa desde lejos, sino que camina con nosotros. Su presencia no desaparece en medio del dolor; al contrario, se vuelve aún más cercana.

La vara y el cayado del pastor eran herramientas de protección y dirección. Así también, Dios te defiende y te guía. Aunque no lo sientas, Él está ahí, levantándote cuando tropiezas, hablándote con ternura en el silencio, y recordándote que este valle no es el final.

Hoy, aunque no tengas fuerzas, puedes descansar en esta verdad: no estás solo. El Buen Pastor no ha soltado tu mano.

Acciónate:

  1. Recuerda que no eres tú quien debe luchar con sus propias fuerzas, sino que es Dios quien pelea por ti, así que usa su Palabra para quitar esos pensamientos que te atormentan.
  2. Anota una situación que hoy te hace sentir desanimado: Escribe junto a ella dependiendo la situación, “Tú estarás conmigo”, “No temeré mal alguno”, “Me infundirán aliento”. Léela en voz alta, las veces que necesites

Oración:

“Señor, en este momento de tristeza y frustración, te pido que me abraces con tu paz. Aun cuando no entiendo el porqué de muchas cosas, elijo confiar en que estás conmigo. Fortalece mi corazón, restaura mi esperanza, y ayúdame a ver tu luz aun en medio de mi oscuridad. En el nombre de Jesús, Amén.”

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