Become A Donor

Become A Donor
Lorem Ipsum is simply dummy text of the printing and typesetting industry.

Contact Info

684 West College St. Sun City, United States America, 064781.

(+55) 654 - 545 - 1235

info@zegen.com

Latest Posts

Una Oración de Corazón

“El Señor ha oído mi ruego; ha recibido el Señor mi oración”.
Salmo 6:9
RVR60

Hay momentos en la vida en que atravesamos por situaciones difíciles que nos llevan a hacer oraciones sentidas, desde lo profundo del corazón. Y Dios siempre nos conforta, nos consuela y fortalece.

Pero nuestra vida de oración no solo se define por esos momentos que nos recuerdan que solos no podemos enfrentar las dificultades. Se define por nuestro día a día con Dios, que es nuestro Padre amado, nuestro Salvador y fiel amigo. Situaciones como la rutina, el cansancio del día, las distracciones de la vida diaria pueden llevar a nuestra vida de oración a momentos de fragilidad. No podemos dejar que esto pase.

Pues debes recordar siempre que Dios es una persona real en tu vida, y que el tiempo que pasas con Él no puede ser rutinario o vacío. El corazón del Señor arde por los momentos que puedes pasar a su lado, en devoción y en amor. No dejes que el día a día te arrebate lo más valioso que tienes: tu comunión con el Dios eterno.

Acciónate:

  1. Aparta un tiempo exclusivo para estar con Dios. Es cierto que a lo largo del día puedes estar hablando con Él mientras estás haciendo otras actividades. Pero debes apartar un tiempo para dedicarlo solo a Él.
  2. Dispón tu corazón para tu tiempo con Dios. No dejes que otras actividades o pensamientos invadan ese tiempo.
  3. Aléjate de la rutina en la oración. No hagas oraciones repetitivas, no te enfoques en una lista de oración… tu primer enfoque debe ser abrir tu corazón al Señor.
  4. Haz de tu oración una oración del corazón. Háblale de tu día, de tus sueños, de tus dificultades, de tus alegrías. Dios es real; y siempre, siempre escucha tus ruegos, pero también recibe tus oraciones con alegría.

Oración:

“Señor, te agradezco que tú escuchas mis ruegos y recibes mis oraciones. Ayúdame a tener bien presente siempre que no es la rutina lo que construye mi vida de oración, sino que tú realmente estás ahí esperándome para pasar nuestro tiempo a solas. Que mi corazón arda siempre con el tuyo mi Dios. Gracias por tu amor y fidelidad. En el nombre de Jesús, amén”.

Comparte nuestro devocional: